miércoles, 24 de febrero de 2010

Sandra

Hola. Me presento. Me llamo Sandra, pero mis amigos siempre me han llamado Sany. No sé cuál de las dos maneras para que me llamen me gusta más. Quizá la segunda me resulta más especial por las personas a las que se les ocurrió la idea de llamarme así. Bueno, parece que soy indecisa a la hora de elegir. Vaya, siempre lo he sido. Pero a la vez impulsiva. Oh, si supieras los errores que he cometido a causa de mis impulsos. Pero soy humana, ¿no? Me equivoco, lo reconozco y después rectifico. Por cierto, nunca me llames a las siete de la mañana porque estaré sumida en un profundo sueño que me impedirá oír cualquier sonido o ruido que haya en casa. Sí, me gusta despertarme tarde. ¿Qué por qué? Pues mira, me encanta trasnochar. Hacer esas cosas que uno hace cuando es de día, como leer, pensar, escribir, estudiar, ver películas, escuchar música, llorar… Me encanta escuchar una canción con la que me siento totalmente identificada y llorar a altas horas de la noche. La música unas veces me eleva y otras me hunde en la miseria. ¿Sabes? Tengo una guitarra en mi habitación. La adoro. Pero nunca me he atrevido a tocarla. Una vez me dispuse a aprender a hacerla sonar bien pero nunca conseguí aprender. Entonces entendí que quizá eso estaba relacionado conmigo, que tenía algo que ver con mi interior. Tenía un serio problema. Debía primero aprender a ordenar todo dentro de mí, aprender a afinar las cuerdas de mi corazón y hacerlas sonar de manera que cada vez que el buzón de casa se encontrara vacío de cartas que nunca llegarían, o que cada vez que el teléfono sonase y no fuese para mí fuese capaz de aceptar que la soledad es parte de todos y cada uno de nosotros, y que aunque tenga a personas a mi alrededor que me ayudan, la única persona que siempre va a estar ahí y jamás me va a soltar de la mano voy a ser yo misma. Y yo sola voy a tener que tirar de mí, a cuestas, a las malas y a las buenas. Y seguro que me odiaré, porque mi propio peso dejará mi espalda derrotada. Y eso hará mella en las vértebras de mi cuerpo. Y seguro que la espalda se quedará amoratada. Y me gritaré, pelearé conmigo misma,... pero aprenderé a sonreírme, a confiar más en mí, a convivir conmigo, a consolarme mientras lloro y a levantarme cuando caigo.

Bueno, seguro que sabes de qué hablo, ¿verdad? A ti también te habrá pasado. O lo habrás pensado.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Claro que TODOS nos hemos sentido así alguna vez... a veces uno vive buscando y encontrando una causa del porqué no nos salen bien las cosas. Tenemos que deshacernos del salvavidas que medio nos mantiene a flote ¡no crees? tomar valor y avanzar hacia la dirección que deseamos.
La vida tiene una razón y es nuestra responsabilidad encontrarla, yo quiero hacerlo.. ¿tu?

Yo también toco la guitarra ¡quieres que te enseñe? :)
Un fuerte abrazo ojos grandes!
Marlene :)

Juan Manuel dijo...

Hola;
Permíteme presentarme soy Juan administrador de un directorio de blogs, visité tu blog y está genial, me encantaría contar con tu blog en mi sitio Web y así mis visitas puedan visitarlo también.
Si estas de acuerdo no dudes en escribirme a: morenojm22@gmail.com
Éxitos con tu blog.
Un cordial saludo
Juan

Sone dijo...

Me encanta esta descripción que haces de ti misma. Quizas es por lo dificil que me resulta hacerlas sobre mí. Tambien queria destacar como encadenas algunos temas con otros :O increible!

Todos nos hemos sentido asi alguna vez y no es facil tragar esas situaciones en solitario ><

Te sigo de cerca¬¬ jajaja un saludo!

PD: Bienvenida al grupo de escuchar musica que nos identifique a altas horas de la noche! :)

Victoria Dubrovnik dijo...

Pues ya ves, yo también tengo una guitarra, aparcada detrás de mi puerta. Aprendí dos, o quizás tres acordes, ya ni tan siquiera lo recuerdo... Y la dejé, y la abandoné... El por qué... Ni idea... aunque tu post, me ha hecho reflexionar :)

Smily dijo...

Wow.
Pedazo de entrada... es una presentación genial... Y como has dicho, creo que ese tipo de cosas siempre las hemos pensado :)
¡Un besazo!

Anónimo dijo...

Me reconozco en algunas de estas líneas y sé que es porque has intentado conocerte para escribir lo que has escrito y así otros podemos mirarnos en tu reflejo...

Yo tengo un piano y sí lo toco todo y que, de vez en cuando, escondo sus teclas y miro en otra dirección... y entonces tengo que buscar qué teclas no suenan dentro mío que no permiten hacer música.

Un abrazo!