jueves, 4 de febrero de 2010

Una vez escribí...

Mis noches son tsunamis

Aún ando a tientas por las noches, descalza y buscando el manillar de la puerta de casa para subir a mirar las estrellas. Y cuando llego arriba, tiemblo. Me acurruco entre mis brazos y el camisón blanco que me regalaste todavía echa de menos tus manos bailando con él. Quizá no quiero aprender a estar sin ti. Cuando estabas conmigo me negaba rotundamente a depender de alguien para vivir, aún sabiendo que siempre dependía de ti. Aún dependo, aunque ya no estés. Por las mañanas bajo del apartamento y doy un paseo por la orilla de la playa, me gusta sentir el agua empapando mis pies y la arena fundirse entre mis dedos. Manu, el del garito, cada día me pregunta cómo lo llevo, y yo nunca sé qué responder... Menos mal que entiende mi silencio, o eso creo. Igual que tú. No había vez que no supieras entender mi silencio. A mí siempre me ha costado entender el motivo por el que callan las personas, quizá porque a veces no entiendo ni siquiera el mío. En fin... qué jodido, Iván. Qué jodido es luchar por algo y justo cuando estás a punto de conseguirlo se te escapa de las manos, y desapareces, sin más. Dicen que las personas no mueren hasta que alguien deja de recordarlas. Pero... y el que muere, ¿qué? ¿Muere y eso es todo? El alma del que muere escucha a los que aún estamos con los pies en la tierra, y nos recuerda. ¿Tú me escuchas y recuerdas? Confío en que sí, o eso creeré. Es una putada, ¿sabes? Una gran putada consentir que el tiempo nos mate. Deberíamos matarle nosotros a él, ¿verdad? Deberíamos agarrarle bien fuerte, ahogarle hasta dejarle sin aliento y decirle: Eh, tú, deja ya de hacer llorar cada vez que te llevas a alguien contigo. Es egoísta, muy egoísta. Yo no sé si el tiempo existe o no, pero creo antes en él que en la muerte. Sí, porque el tiempo nos vuelve a conceder vida después de la vida. Por eso nunca me gusta malgastar ni un segundo, para aprovechar esta vida al máximo. No sé si ésta es mi primera vida, la segunda o la tercera. Pero lo que está claro es que cuando muera ya no volveré a ser quien soy, ni viviré esta vida, sino otra. Por eso siempre me olvido de la gente normal, para no ir deprisa, sin respirar y sin sentir. Ellos no saben inspirar los segundos hasta expandirlos por los poros de su piel y hacer que el vello se les erice. Yo sí sé. Y sé que eso es lo que realmente hace que cada día me sienta menos muerta por dentro. Yo quiero ser el tiempo. Mira el mar, ¿lo ves? ¿Puedes verlo? El mar sueña, late, siente. La luna siempre le hace soñar, nunca tiene pesadillas. Bueno, a veces creo que sí, cuando algo dentro suyo se mueve y hace que forme olas de tantos metros y mate a miles de personas. Nunca me han gustado los tsunamis. Los odio. Les tengo demasiado miedo, demasiado. Mis noches son tsunamis, Iván. Ya no me acuerdo de lo que es soñar.


Y hoy, mis noches son tsunamis de muy pocos metros, cada vez menos... y ahora puedo decir que sí recuerdo y sé lo que es soñar, a pesar de todo. Eso es bueno, ¿verdad, Iván?

5 comentarios:

Mónica dijo...

Me gustaría sentir la vida como tú la sientes, valorar tanto cada pequeño detalle. Aunque -quizás- eso signifique sentir también lo malo tan intensamente.

Sandra, me has hecho pensar mucho con tus textos, has hecho que me identifique con ellos, me has hecho necesitarlos. Me has inspirado.

No te conozco, pero si lo hiciera estoy segura de que me sorprenderías cada día, como lo has hecho con tus textos. Eres especial.

Mis noches también eran y siguen siendo de vez en cuando tsunamis, y diría que también tengo la mirada, y sobre todo el corazón roto, desde hace tiempo.

Por favor, sigue escribiendo como lo haces. Gracias por enseñarme a ver la vida de otra manera.

Mónica

Sandra dijo...

Muchísimas gracias por tu comentario, Mónica. Me reconforta mucho, de verdad... Y me hace sonreír :) y animarme a seguir escribiendo, a no dejar de escribir nunca porque es lo que más me gusta en la vida y si además hago sentir algo a quienes me leen ya es algo muy grande.
Gracias guapa. Un abrazo enorme.

Mónica dijo...

Es un placer haberte hecho sonreír. Seguiré leyéndote siempre, Sandra.
^^

heart_of_angel dijo...

Con tan pocas palabras dices tanto, induces a reflexionar contigo...Tienes tanta razón, el tiempo es egoísta, pero no queda otra que aprender a vivir así...

Divey dijo...

Madre mía me has dejado sin palabras con tu entrada, me ha encantado. Sandra tus textos son geniales. No dejes de escribir nunca, sería una gran pérdida. Muy pocas personas tienen el don de escribir como tu lo haces, de verdad.
Bueno, tienes una seguidora más.;)
Cuídate.