viernes, 24 de septiembre de 2010

Holly y las fotografías

Holly deshizo la maleta. De ella sacó toda la ropa, zapatos, perfumes... Colocó cada cosa minuciosamente en el armario y en las estanterías de su nueva habitación. La habitación donde dormiría durante ocho meses de universidad.

Se perdió en el piso, repasando cada detalle de él, observando cada rincón de ese lugar. De su nuevo hogar, al que no lograría acostumbrarse tan fácilmente.
Ella sabía que su vida no había cambiado. Seguía todo igual en su interior, pero fuera todo era distinto, nuevo. Algo le conmovía. Estaba sola. No pasaron más de dos semanas cuando Holly rompió su cuerpo en lágrimas y gritos que jamás fueron escuchados. Aquella noche me contó que se sentía sola. En ese momento, y no entiendo por qué, se convirtió en alguien importante y especial en mi vida. Supe que nos haríamos buenas amigas. Vi selladas en ella todas y cada una de las marcas que la vida le había dejado y las cuales aún hoy intenta no sangrar.

La gente suele fotografiar momentos felices de su vida. Bodas, bautizos, cumpleaños, graduaciones, conciertos... Holly tiene en su armario una caja llamada “heridas que te enseñan a ser feliz” (aún me duele leer ese nombre cada vez que veo la caja en algún lugar del piso). En ella guarda un álbum de fotos en las que hay capturados momentos duros de su vida, como la soledad que siente cada noche cuando se pierde entre las sábanas, la nota de “hasta luego” que nunca volvió a ser luego que su madre le escribió, las postales de Barcelona que le enviaba a Javier y que él nunca respondió...

Ahora sé que Holly me necesita más que nunca, aunque todavía sea una extraña para mí, aunque no sepa decirle cuánto me gustaría abrazarla y que se sostuviera de mi mano.

5 comentarios:

Alba FS dijo...

Genial... Ya echaba de menos leerte.
Y en cuanto a la otra entrada... date tiempo, las cosas se van poniendo en su sitio, créeme. Pero eso es suficiente, ser tú siempre, de momento... ¡Ánimo!

Kim Bertran Canut dijo...

Llegó a las diez treinta de la mañana, totalmente desorientado. Era su primera salida de casa, de sus calles y sabía pese a su corta edad, que aquí tendría que formar parte de otro si bien diferente “hogar”.Dirigió su peregrinar hacia las habitaciones, en una de ellas estaba alineada con otras muchas, su cama y un pequeño armario al lado izquierdo. Al llegar había colocado y ordenado sus ropas, sus libros, sus recuerdos…todo lo que le quedaba. Abrazos amiga,en la gran fotografía de la existencia

Cel dijo...

Está genial :D
Me gusta mucho tu blog :D
te sigo!, Un beso.

Mair dijo...

Me encanta tu blog!
te sigo! :D un besito ^^

Trish dijo...

acabo de darme cuenta que me sigues, voy a echar un vistacito a tu blog y de paso a tu flickr! to tambien tengo uno, pero no con tan buena pinta