
Estábamos allí. En esa cama, justo en el momento menos indicado y en el lugar equivocado. Sin besarnos, sin abrazarnos, sin tocarnos. “¿Qué éramos?”, me pregunto ahora, y supongo que no éramos nada -y aún seguimos siendo nada-, pero me fascinaba verla dormir. Hice amago de tocar su pelo y acariciar su rostro, pero tan solo dibujé las caricias con mis dedos alrededor de ella.
Ni en mis sueños podía tocarla. Pero podía sentirla… y sé que ella a mí también, con eso me bastaba.
No éramos nada, solo ella y yo.
3 comentarios:
Que bonitooo (L)
Que bonito... te sigo!
En primer lugar darte las gracias...
No se muy bien cómo y porqué hoy llegué hasta tu blog desde el blog de una amiga pasando por otros dos blogs intermedios... pero me alegro de haberlo hecho.
Y te doy las gracias por haberme dado el impulso a volver a mi antiguo blog...
Leí muchas de tus entradas y me encantaron, son belleza*
Y esa canción que de repente sonó en tu blog, y el conjunto hizo que me dieran ganas de volver a escribir para el mundo, para el resto, para algún día ser como tú, aunque solo sea en pensamiento y en ganas de conquistar el tiempo :)
¡Felicidades por este blog!
Publicar un comentario